A mi gran amigo Victor
Manuel Villalba
Siempre los bordes, la cornisa, el fragor del precipicio,
sabias que alguna vez quedarías con los pies en el vacío.
Me entristece, pero no me sorprende.
Me lastima, pero no me arrebata.
Mi pregunta ahora es a qué lugar te has ido, detrás del
Aqueronte.
La cartografía dantesca te queda corta, a lo mejor defectuosa.
No al infierno, lugar de cretinos y traidores.
Tampoco al paraíso, privilegio de los tibios.
El destino creo ha ensayado para vos una variación escatológica:
Un lugar adonde el horizonte se enreda sobre sí mismo,
a donde juegas a perderte para siempre,
a perseguir la estela fugaz de tu propia sombra.
Tú lugar ha sido siempre el extravío.
Desde aquí puedo escuchar sin fin tu insolente carcajada
que no sabe de sí misma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario