jueves, 1 de agosto de 2019

Suele ser en agosto


La ingesta de ruda (macho) para el primero de agosto es una tradición milenaria de los pueblos originarios que nos reconecta con nuestra experiencia de finitud. 


Suele ser en agosto,
Porque en agosto los ocasos 
Son de un barro sangrante

Era lejos, Manuel J. Castilla


“Ruda macho. Ojo. No vaya a ser que te confundas”, solía decir una tía, que ya la han abandonado sus agostos. Hablaba, claro, de la ruda, que se toma el primer día de un mes que no se sabe si termina. Y ahora que lo pienso, me pregunto, ¿por qué tiene que ser macho? ¿Qué pasa cuando te la tomas a la hembra? ¿Te mueres? ¿No surte efecto la infusión? ¿Y qué pasa si te tomas la infusión macho religiosamente todos los primeros de agosto de tu vida? ¿Te vuelves inmortal? Bueno, inmortal no puedes ser, en todo caso te conviertes en un ser humano con mortalidad en suspenso. Mortalidad en suspenso, muerte domesticada, finitud controlada. Suena bien. Pero poco razonable. Porque estamos hechos para la muerte. El efecto anual y sistemático de la ingesta de ruda significaría pensar la hipótesis de un mortal que pudiera vivir, cientos, miles de años, mientras siempre tome su ruda el primero de agosto. ¿Y qué pasa con el que no la ha tomado nunca? ¿No debería ya estar muerto? 
Yo pienso que a alguien que toma la infusión milagrosa todos los primeros de agosto de su vida, le pueden pasar dos cosas. O bien llega un momento que el ritual se vuelve vano y no produce ningún efecto, o bien llega el momento en que el olvido nos traiciona y se nos va un agosto, sin nuestra infusión macho y entonces entramos en un tiempo vulnerable que nos recibirá con su mortal estocada. Estamos hechos para la muerte, eso es un hecho inexorable. 
Pero también pienso que nos tranquiliza pensar que un tecito por año nos ayuda a patear para adelante esa hora inescrutable en que vamos a morir, y que denodadamente preferimos esquivar. Patear para adelante. Nada más. Pedir un agosto de regalo. Podríamos preguntarnos, ¿cuantos agostos esperamos que nos regalen?
Estamos hechos para la muerte, pero siempre queremos nuestra ruda y esperamos muchos agostos más con una fe inquebrantable. 
Yo ya tengo mi ruda macho para este agosto. Esta ahí, esperando la poda de sus hojas y el hervor de una infusión. Vivida, carnosa, desafiante. 
Estamos hechos para la muerte, pero yo tengo mi ruda, como muchos agostos que ya he pasado. La prefiero en una copa de caña. 

Sin embargo, sucede que esta vez por alguna razón no estoy seguro de tomarla. 
Suele ser en agosto. 

L. C. 

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