Un dato sospechoso
En el diario El Liberal de la fecha de ayer, seis de febrero, se publica una nota bajo el título "Una familia tipo necesita 266 pesos para poder comer el tradicional asado", de la página 8.
Me han llamado la atención los valores sugeridos. Cuando menos eran sospechosos.
Con mi hijo, Rafa, nos propusimos hacer la prueba de cotejar un asado hecho por nosotros mismos con esos valores.
Lo primero que hay que decir es que las cantidades sugeridas en la nota no son para un asado de una familia tipo -cuatro personas, según la misma fuente-, sino para casi el doble, lo cual obviamente incrementa el costo final.
En segundo lugar, el detalle de los costos de cada producto nos habla de primerísimas marcas y lugares de preferencia, carnicerías-boutiques.
La experiencia
El resultado de nuestra prueba ha sido el siguiente:
Fuimos a los lugares habituales de nuestras compras diarias. Primero a nuestros amigos de la carnicería Solís - ubicada en Solís esquina santa fe- y conseguimos "filet", uno de los cortes más selectos y costosos, a 42 pesos el kilo. (No es un dato de excepción. Tenemos registrados cinco o seis locales de esta ciudad a un precio similar). Compramos 1 kilo y medio de ese corte y medio kilo de chorizo tipo Italiano por setenta y cinco pesos. Nuestra opción por el corte ha sido una cuestión de preferencia. En el mismo local es posible comprar tres kilos de cortes clásicos para asado por el mismo precio. Luego fuimos a la frutería de la avenida Belgrano antes del arco y compramos la verdura para acompañar: tomate, lechuga, pimiento, cebolla y carbón por treinta pesos. En el súper que se encuentra en las inmediaciones, compramos la gaseosa cola de bajas calorías, primera marca, por trece pesos y un vino tres cuartos, calidad media, por dieciséis. El pan lo compramos en la panadería de nuestro amigo Héctor Santillán a ocho pesos el medio kilo.
Detalle de costos:
Carnes: setenta y cinco pesos
Verduras: veinte pesos
Carbón: diez pesos
Gaseosa: trece pesos
Vino: dieciséis pesos
Pan: ocho pesos
TOTAL: ciento cuarenta y dos pesos (casi la mitad de los valores informados por el matutino).
Pasando en limpio
Quisimos poner a prueba lo que hay entre líneas en esos informes que parecen tan rigurosos. Salta a la vista que algunos medios se ufanan sembrando terror en una sociedad, ya de por sí bastante sensibilizada con los precios. Se trata de una práctica literalmente terrorista, en el sentido de estar inspiradas en la finalidad de producir un efecto en el comportamiento de los ciudadanos en base a la suscitación del miedo. Alentar el pánico es una grave falta de responsabilidad social que puede llevar a consecuencias catastróficas. El pánico nos aleja de la prudencia. Si se cruza constantemente fuego sobre los precios y los ánimos de la gente, es previsible que las cosas suban más y esta economía se vuelva irrespirable. Noticias como estas son las que calan a fondo el humor social y producen un efecto de psicosis que retroalimenta la escalada inflacionaria. Pareciera ser que algunos sectores se contentan con la primicia del caos. Pareciera ser que algunos no solo esperan el apocalipsis, sino que además lo promueven, lo alientan, lo construyen.
No dejarse engañar. Hay una inflación real y una inflación construida entre discursos. La inflación construida suele revertir sobre la real, que va por detrás. Todo depende de cuánto crédito demos a aquellos discursos.
Está demostrado: es posible un asado para cuatro personas por ciento cuarenta y dos pesos.
Por cierto, el queso y el jamón de la foto es un opcional por algo menos de treinta pesos para quienes quieren un toque de distinción en su mesa.
Están invitados. Finca La Clementina, Villa Zanjón.
Al final de todo gobierno peronista siempre la culpa es del almacenero de la esquina que quiere tumbar el gobierno y de uno mismo, que no quiere gastar zapatos buscando precios. Que el Liberal está en contra del gobierno nacional y por lo tanto intenta, desde que Tío Rico asumió la dirección, ponerle peros en el zapato eso es sabido. Que sus periodistas no son ni la cuarta parte de lo que eran, también. Pero algo no anda bien, me parece, cuando los intelectuales se rebajan a hablar del precio de los zapallitos como si ellos fueran los exclusivos responsables de todos los males del país. Por lo demás, voy a la Clementina a discutir sobre lo que quieras, siempre que haya asado. Dime dónde es exactamente y a qué hora tengo que ir.
ResponderEliminarSaludos
Amigo, no se quien eres, pero te espero en La Clementina para discutirlo (Camino Lorenzo Sayago a 1 km. de ruta 9 Villa Zanjón), o donde lo sugieras. A lo mejor no estamos de acuerdo en algunas cosas, pero al menos me tranquiliza que "no comes vidrio". Por lo demás, el colectivo "los intelectuales" es muy heterogéneo y en cuanto a rebajarse a hablar de los "zapallitos", depende de cuánto está en juego en esos Zapallitos. Gracias por tu comentario
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