domingo, 28 de abril de 2019

Diez años de El Cuaderno de Asterión


     El 22 de abril se han cumplido diez años de vigencia en la web de El cuaderno de Asterión. Una breve reflexión sobre el blog como instrumento de edición literaria.



     Sin pensarlo, con una casi impune falta de conciencia, este mes se han cumplido diez años de vigencia en la web de este blog, que lleva el borgeano y no menos pomposo nombre de El cuaderno de Asterión. Olvidable, pero obstinado, hay que reconocerlo. Exactamente el 22 de abril del año 2009, abría la página con un artículo sobre “Testimonio y profecía en la escritura de Rodolfo Walsh”.
    En ese entonces había toda una ola de publicaciones literarias en blog, a la que yo me había subido. Hasta José Saramago tenía su bitácora. Se descubría como una forma de autoedición independiente, rápida y, sobre todo, económica.
     ¿Diez años ha sido mucho tiempo? Más de lo que hubiese merecido un rejunte de escrituras cuyo único mérito era la inmediatez del olvido, seguro. Me pregunto, sin embargo, ¿cuántos bloggers han podido sostener su presencia en la web, durante un lapso de tiempo similar? Quizás muchos más de los que supongo, aunque no por eso dejen de ser relevantes estos años de discreta presencia.
     En un momento –lo reconozco– he pensado en cerrarlo, por darme cuenta de que publicaba menos sobre temas literarios sentido y fin de su existencia–que sobre actualidad política. Llegaría en un momento determinado a ser una columna de opinión o, peor aún, una tribuna política de barricada.
     Sin embargo, justamente por el tiempo transcurrido, me parecía también un despropósito interrumpir su serie. Un haber intangible, pesaba en la bitácora. Y entonces me he llamado a publicar de manera cada vez más discontinua y eventual, pero siempre publicar.
     Tengo que reconocer que la escritura en blog me ha revelado un conjunto de aprendizajes que no hubieran sido posibles en otro contexto. A medio camino entre literatura y periodismo, aprendí entre otras cosas, que los temas de un blog concitan interés en la medida que se escribe y se publica al calor de los acontecimientos. Para lo cual, más que talento, lo que hay que tener es oficio, que por fortuna se adquiere.
     Repaso las entradas que más visitas han tenido, según las estadísticas de google.
     Me reconforta que en primer lugar se ubique un artículo titulado "Santucho, Gombrowicz y la Librería Dimensión", fechado el 3 de agosto de 2018, el mismo día del fallecimiento de Gilda Roldán de Santucho y que resulta un sincero homenaje a la histórica librería y a la labor cultural de Francisco René Santucho, de quien, por fortuna, ya se habían publicado sus “Obras”. 
     En segundo lugar se ubica “Las torres del Juan Felipe Ibarra y las políticas de deshistorización en Santiago del Estero”, de mucha actualidad en su momento ya que se publicaría el 24 de agosto de 2014, el mismo día de la inauguración de las torres homónimas, con repercusiones y polémicas interesantes.
     El tercer lugar ha sido una verdadera sorpresa para mí. El texto publicado el 13 de mayo de 2010, lleva el título de “Samuel Beckett: a punto de significar algo. Final de Partida en la UCSE” y no pretendía ser otra cosa que una sencilla reseña sobre la puesta en escena de esta inolvidable obra, por parte del grupo de teatro independiente Mareaje, muy buena, por cierto, que mereció mis mayores elogios. Atribuyo a la seducción del enunciado beckettiano en el título, el aluvión de visitas colectado.
     Hoy por hoy es probable haya pasado ya la hora de los bloggers, reemplazados en parte por redes sociales que tienen una dinámica más vertiginosa. Sin embargo, para mí y para muchos otros bloggeros, supongo, ha sido un importante espacio de edición, sobre todo si se tiene en cuenta que, en sus inicios yo, como tantos otros, no tenía publicado ningún libro, y este podría considerarse el primero.
     Cuánto tiempo más estará en línea, no lo puedo saber. Será hasta que deje de cumplir una función editorial relevante o hasta que lo resista, entre el flujo de redes que se desplazan con mayor voracidad.

     Agradezco a todas las personas que a lo largo de estos diez años, han pisado alguna vez la tierra de este patio.


L. C. 

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