miércoles, 22 de abril de 2009

TESTIMONIO Y PROFESÍA EN LA ESCRITURA DE RODOLFO WALSH


El veinticuatro de marzo de mil novecientos setenta y seis el país se sacudió con la toma del poder por de la Junta Militar. El veinticuatro de marzo de mil novecientos setenta y siete, Rodolfo Walsh envía su Carta Abierta de un Escritor a la Junta Militar a todos los diarios y nadie publica. El veinticinco de marzo del mismo año -un día después, “un oscuro día de in-justicia después“- Walsh es asesinado en una emboscada. Es imposible no pensar estos tres acontecimientos en una sola secuencia. Es imposible no pensar que ya sabía de su muerte, mucho antes de aquella bomba de maquina de escribir.
Walsh es acaso uno de los pocos temerarios que en su momento y desde dentro de un país en llamas, denunció sin tapujos los atroces crímenes que venía perpetrando la Junta de la Muerte. Crímenes políticos: la detención clandestina y la desaparición forzada de personas; crímenes económicos: la inauguración de la era de las políticas de ajustes; crímenes sociales: la estrepitosa caída del empleo y la proliferación de las villas, la marginación y exclusión compulsiva del pueblo. La “carta” de Rodolfo es quizás un documento que a la sazón mostró lo que solo mucho tiempo después pudimos ver, pudimos angustiosamente ver los argentinos.
Interesa resaltar que el documento revela además alguna clave de su escritura. Para cerrar el texto, escribe: “Estas son la reflexiones que en el primer aniversario de su infausto gobierno he querido hacer llegar a los miembros de esta junta, sin esperanza de ser escuchado, con la certeza de ser perseguido, pero fiel al compromiso que asumí hace mucho tiempo de dar testimonio en momentos difíciles.”
“Dar testimonio en tiempo difíciles“, es un principio ético-escriturario que a partir de “Operación Masacre”, va a estar presente en toda su producción. Pero ese “dar testimonio” en ningún caso construye un texto propagandístico, ni político-programático. Se trata del esfuerzo por testimoniar el dolor universal de las víctimas. De aquellas innumerables, anónimas, indiferenciadas víctimas de la injusticia y la crueldad. Tanto “Operación Masacre”, así como sus cuentos, “Los oficios terrestres”, “Un oscuro día de justicia”, por citar algunos, constituyen relatos de “actos de crueldad” en los que emergen, desde los gestos a las acciones concretas, las más abyectas miserias del ser humano.
Pero acaso su mayor relato de crueldad sea su propia carta, mucho más que sus obras de ficción, aunque, cabe aquí la salvedad, que en esta narrativa, ficción y realidad se desdibujan, se traicíonan, se referencian y finalmense se invaden entre sí, en un diabólico juego de espejos.
Cuando Rodolfo Walsh confiesa que Operación Masacre le cambió la vida, lo que está diciendo es que en ese texto se encontró con el escritor que estaba buscando y con el que hasta ese momento andaba desencontrado. “Soy lento -dice en su texto póstumo “Yo, Rodolfo”-, he tardado … lustros en escribir un cuento”. Esa lentitud confesada es el tiempo demorado en encontrar ese principio, que lo llevara a escribir sus mejores textos, porque “comprendí que, además de mis perplejidades íntimas, existía un amenazante mundo exterior”; amenazante por la crueldad y la miseria con que estaba/está tramado. Ese “mundo”, situado en la Argentina de los setenta, es un relato perverso que Walsh aprendió a reinventar en sus textos. Y por narrar ese mundo se encontró a sí mismo en sus propias historias, narró su propia dramática y fue víctima de una Injusticia mayúscula, como sus personajes.
Finalmente, es necesario decir que ese principio con que Walsh hizo frente a su propia escritura, no es solo una agenda de temas, sino que es una estética y una gramática. Sus innovaciones formales, son derivadas de una ética, se entraman desde una visión épica del mundo en el que las víctimas esperan al héroe que nunca llega.
Walsh es uno de lo valores más relevantes de nuestra literatura. No por haber sido muerto en circunstancias atroces, sino por haber sido el más claro, el más expresivo, el más poético profeta de su propio destino y del destino incierto de un pueblo a la deriva.

No hay comentarios:

Publicar un comentario